Nuestro cuerpo, nuestra mente





Prócoro Hernández Oropeza

"Buscad la iluminación, que todo lo demás se os dará por añadidura". Anónimo

En la búsqueda del despertar espiritual, nuestro cuerpo y mente es el laboratorio que nos permitirá transformar nuestra realidad física y mental. El cuerpo, se dice también, es un templo divino donde radica nuestro Dios interno y por lo mismo es sagrado y se urgente cuidarlo. Darle el mantenimiento adecuado, la alimentación perfecta, la respiración correcta y el ejercicio apropiado.
Si lo descuidamos, este templo se irá deteriorando y con el tiempo se enfermará y morirá más pronto de lo deseado. Como vivimos dormidos descuidamos estos aspectos y le echamos todo lo que se nos pone encima o aquello que la publicidad, los hábitos y costumbres nos han inculcado. Inconscientemente le metemos alcohol, cigarro, comidas de mala calidad, no hacemos ejercicio y además derrochamos nuestras energías sexuales irresponsablemente.
Un cuerpo enfermo no servirá para el despertar de la conciencia y la iluminación. Aquí entra otro aspecto que tiene que ver con nuestra mente, nuestros pensamientos. Los pensamientos son otro tipo de alimento que llevamos a nuestro interior. Esto implica ser conscientes del tipo de información que consumimos, tipo de películas que vemos, libros, charlas cotidianas, lenguaje que usamos, sentimientos, emociones.
Al respecto les recomiendo una película “Nuestro Hogar”, un filme brasileño producido por Globo Films, basado en el libro de chico Xavier que narra parte de nuestra inconsciencia. El protagonista es un doctor que muere y es llevado a uno de los mundos infiernos, al que llegan los suicidas, aunque él no se suicidó, sino falleció de un cáncer pulmonar. En ese oscuro mundo infernal, después de días de sufrimiento es rescatado por seres de luz y llevado a un hospital para sanar almas. El doctor preguntó por qué fue llevado a donde van los suicidas y sus interlocutores le respondieron que al fumar se estuvo suicidando inconscientemente.
Esto implica que cada acto de nuestra vida repercute no sólo en nuestro cuerpo, sino también en nuestro futuro. Con cada acto, pensamiento o emoción estamos definiendo y creando nuestro futuro. Observemos qué pensamientos circulan por nuestra mente con mayor insistencia; son pensamientos de amor, felicidad, paz interior, bondad, compasión, unidad, integración o de separación, infelicidad, anti amor, celos, iras, lujuria, avaricia, pereza, orgullo, gula. Emociones y pensamientos se mezclan y van creando nuestro destino, forjando nuestra realidad física, mental y espiritual.
Si actuamos desde el amor, este vibrará en forma de servicio y contemplaremos el dolor y sufrimiento de otros  como propia. Entenderemos que no hay extraños o extranjeros entre nosotros en este mundo
Todos estamos en el proceso de evolución y a medida que eliminamos esos yoes, desarrollamos al mismo tiempo el espíritu del desinterés y las ideas del egoísmo y de lo “mío” desaparecerán.
Dicen los maestros que el peor enemigo de la iluminación es el Yo. Es necesario saber que el Yo es un nudo en el fluir de la existencia, una obstrucción fatal en el flujo de la vida libre en su movimiento. Por lo mismo debemos ser conscientes de todo aquello que llevamos a nuestro cuerpo y a nuestra mente. En el plano mental, tener consciencia de todas las actividades de la mente. Darnos cuenta que nosotros dirigimos el subconsciente para ayudarnos en el proceso de purificación. En el subconsciente se encuentran los recuerdos, la memoria, el pasado. Y si ese subconsciente está lleno de basura, debemos limpiarlo y sembrar sólo semillas de buena voluntad y de amor todo el tiempo.


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