Letras en la mar



Prócoro Hernández Oropeza


“El poeta ve algunas cosas que no ven las otras personas o que el trabajo no permite observar, además ha aprendido una técnica para decir esas cosas de una manera no sólo eficiente sino de una manera entrañable, por lo tanto la sociedad tiene que ver muchísimo con la entraña del poeta.” Hugo Gutiérrez Vega.

Somos privilegiados por los dioses de las letras y del arte. Por tercera vez consecutiva esta semana  se llevará a cabo el Encuentro Internacional de Poetas y el Arte, con la participación de más de una docenas de artistas y escritores, entre ellos el maestro Hugo Gutiérrez Vega. Él, sin duda,  es el inspirador y artífice de este magno encuentro, pues el evento forma parte de la Cátedra que lleva su nombre y es impulsada por el Centro Universitario del Sur (CUSur) y aquí en Vallarta promovida por el Centro Universitario de la Costa (CUCOSTA).
La poesía en particular, sin menospreciar a las demás artes, tiene el privilegio de conectarnos con nuestra esencia divina; como decía Sabines, la poesía es un puente que une el alma de Juan con la de Pedro, José, María...   Es la voz interior que se expresa sin cortapisas, ni clichés, despeja atavismos, irrumpe silencios y los libera en dulces melodías, desata angustias, miedos y nos redime ante los reclamos del amor. Al mismo tiempo purifica nuestros corazones y nos brinda esperanzas ante el desconsuelo, pero también puede cambiar de lugar la tarde, como lo sentenció Carlos Pellicer en sus Horas de Junio.
A don Hugo lo conocí como estudiante de la materia que impartía en la Facultad de Ciencias Políticas y sociales, en el área de Ciencias de la Comunicación, allá por 1973. La materia era Redacción periodística I, donde nos daban las primeras lecciones para redactar una nota periodística. Don Hugo no se detuvo en explicar las reglas que rigen una noticia, su lead, las cinco preguntas o Q’s, sino a enseñarnos el amor por las letras, pero también al prójimo. Supe de su paso por la Universidad de Querétaro y luego sus andanzas en diversos países como miembro del Servicio Exterior Mexicano durante más de treinta y cinco años y agregado cultural o cónsul en Estados Unidos, España, Italia, Brasil, Rumania, Líbano, Chipre, Moldava y Puerto Rico. De 1987 a 1994, fue embajador de México en Grecia. Ha escrito más de treinta y cinco libros de poesía y trece de prosa y actualmente es director del suplemento La Jornada Semanal.
Don Hugo es sin duda uno de los últimos escritores de esa generación que ha brindado mucha esencia a las letras y a la cultura mexicana y lo podremos escuchar nuevamente en el malecón y en otras partes de la ciudad, junto a otros grandes poetas como Juan Gelman, Elsa Cros, diana Bracho, Emilio Coco, Carmen Villoro, Luis Armenta Malpica, el amigo Jorge Souza, sin faltar, por supuesto, otro maestro que nos ha brindado excelente taller de poesía en Vallarta, me refiero a Raúl Bañuelos.
Así que tenemos, a partir de este miércoles, la oportunidad de conectar nuestras almas, a través de un lenguaje casi divino, que es la poesía. A este respecto, don Hugo afirma: “La poesía es indispensable para la vida, un artículo de primera necesidad. Estoy seguro, y en eso insisto a los jóvenes, que les puede ayudar a resignarse, a gozar, a enamorarse profundamente”.
Qué sería del amor, de la vida sin los poetas, bueno pues dejemos escuchar a los poetas y precisamente a la orilla del mar. El título del encuentro Letras en la Mar nos remiten a este encuentro entre el mar y la reiteración de la cadencia de la poesía en distintas lenguas, ritmos y acentos sin fronteras, como dice la invitación. En efecto, la poesía no tiene fronteras y también escapa al tiempo.


Las Reglas De La Noche

 Hugo Gutiérrez Vega
A Humberto Saba
El día empequeñece.
Las palmeras, las nubes,
el sol disminido,
las tranquilas gallinas,
la soledad, la tarde,
tus senos y mis manos,
todo se va tranquilo
hacia una noche suave
y sangrienta a su modo.
¿Por qué este perfume
de atardecidas flores
permanece en la almohada?
¿En dónde están tus ojos?
¿Por qué la ausencia
mueve sus aspas contra la ventana?
(Tal vez la figura azul
que gira en la colina
sea la de la muerte,
o tal vez la del amor
que creíamos ido para siempre).
La noche da sus reglas:
aquí la cama de los que se aman,
más allá el mar
y tus ojos hundidos en su espuma.
La media luna dice el juramento;
la sombra de un presagio descompone
esta fosforecscencia y regresa la luz.
Nada se pierde en esta noche humana.

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