El arte de comer



Prócoro Hernández Oropeza
Dice un dicho que somos lo que comemos. Unos somos vegetarianos, la mayoría carnívoros o la combinación de ambos. Unos comen por placer, para complacer sus sentidos, otras para mantener su cuerpo sano y joven. Los primeros, diremos, no tienen conciencia de su alimento y comen lo que tienen a su alcance, sea porque deben comer o para complacer sus sentidos o la gula. Los segundos son más conscientes y buscan alimentos sanos que ayuden a fortalecer su cuerpo y le proporcione los  nutrientes útiles para su salud y energía.
En yoga decimos que el cuerpo humano necesita alimento por dos propósitos: Como combustible para generar energía y como material puro para repararse así mismo.  Nuestras vidas tienen muchas facetas: cómo pensamos, cómo nos comportamos, cómo nos proyectamos, cómo nos comunicamos; pero la faceta más importante es cómo comemos.  Para la mayoría, la alimentación no es una cuestión de entrenamiento consciente, sino una experiencia fortuita cualquiera. Esto es, nos alimentamos según las vivencias de la niñez; de acuerdo a lo que parece atractivo, huele bien o sabe bien; en función de nuestros antojos, apetitos, sentimientos o circunstancias, incluso según nuestro nivel social.
Cuando se hace uno consciente de que el alimento es mucho más que complacer los sentidos o fruitiva entonces nos alimentamos para cubrir las necesidades, no sólo de nuestro cuerpo, sino también de nuestra mente y espíritu, a sabiendas de que cada vez que tomamos algún alimento creamos nuestro futuro ser.
Para discernir cuáles son los mejores alimentos para nosotros se deben considerar dos formas de apreciar el valor de los alimentos. Los alimentos pueden nutrir y pueden también sustentar. Los que nutren son los que dan a nuestro cuerpo la fuerza y la energía y los seleccionamos tomando en cuenta su valor nutritivo. En este rubro se ubican los alimentos integrales, frescos y naturales y poseen nutrientes que son más fáciles de asimilar y digerir en el organismo, en comparación con los alimentos enlatados, congelados o procesados.
Los alimentos que sustentan son aquellos que curan el cuerpo y lo mantienen en buen estado. En tiempos antiguos, al no tener mucho conocimiento en cuanto al cuidado de la salud, con su sencilla sabiduría buscaron en su alimentación la fuente para conservar la buena salud y la cura para sus dolencias. Así que la comida era su medicina. Sabían los principios de una alimentación saludable y descubrieron las propiedades ocultas de hierbas y alimentos comunes que podía purificar sus cuerpos, corregir desequilibrios, que eran la causa de sus enfermedades, e incluso sanar los tejidos dañados.
Con el paso del tiempo, el hombre aprendió las leyes de la naturaleza y a elaborar las medicinas a partir de extractos de hierbas, así como a procesar los alimentos y a conservarlos por largo tiempo, lo mismo que a manipularlos para una mejor explotación, situación que han modificado sus valores nutritivos. Si bien en las dietas modernas y en las buenas mesas de gourmets o degustadores intentan que el valor sustancioso de un alimento se base en la combinación de su sabor, aroma y preparación, contenido nutricional, descuidan el efecto específico en el cuerpo.
Para los yoguis, la dieta de una persona debe consistir en alimentos que nutran y sustenten y tener cuidado de comer sólo los que puede digerir. Si haces caso de esta recomendación, entonces posees los elementos para llevar una vida feliz y saludable.  Desde esta perspectiva, una dieta pura y natural vegetariana provee el combustible que mantiene el cuerpo funcionando excelentemente, proporciona mayor energía y la mínima cantidad de aditivos. Pero como muchos son carnívoros, lo que se recomienda es un guardar un equilibrio entre la dieta vegetariana y la carnívora o fruitiva.
  

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