La mecanicidad de la vida
Cuando estamos dormidos vivimos mecánicamente. Nos
levantamos, vestimos, desayunamos y vamos al trabajo mecánicamente, como
autómatas. Pensamos que nuestra vida consiste tan sólo en vivirla de acuerdo a
las normas, costumbres y programas que nos han inducido en nuestro software,
nuestra mente.
Nacer, crecer, reproducir y morir, tal como viven los
animales y las plantas. Claro que a diferencia de ellos, podemos generar
riqueza, acumular bienes, viajar, tener fama, prestigio o simplemente vivir la
vida a como nos amanezca o dependiendo del destino o las circunstancias. Si las
cosas van bien, tal vez tengamos algo de felicidad, disfrutar la vida por
instantes y hacer planes para el futuro. Muchas veces nuestra felicidad depende
de ese futuro, pero seguimos dependiendo de esa mecanicidad, soñando siempre.
Cuando empiezas a despertar y a cuestionar acerca del
propósito de tu vida, viene un proceso de búsqueda y respuestas. Algunos le llaman
a este proceso, la noche oscura y luego viene un primer amanecer. Te das cuenta
entonces que habías vivido en la ignorancia, en la oscuridad, no importa que
tengas un título o dos. Si te das cuenta que tu origen es divino y tu vida aquí
es un capítulo más de otros tantos que has desempeñado, con distintos roles en
este planeta, entonces la cuestión cambia.
Empiezas a preguntar cuál es el sentido de tu vida, el propósito.
Si encuentras la respuesta, tu afán ya no se centra sólo en vivir la vida en
esa mecanicidad en que te habías desenvuelto, sino en disfrutar la vida, amar
todo lo que te rodea. Ahora sabes que todo esto que percibes por los cinco
sentidos es una ilusión; más allá existen otras realidades superiores y tu
verdadera esencia es superior también a lo que captan tus cinco sentidos.
Percibes que esta vida está gobernada por leyes
mecanicistas, como por ejemplo la Ley de Causa y Efecto, la Ley de Polaridades,
la ley del Eterno Retorno y Recurrencia, Ley de Evolución e Involución, entre
otras. Son 48 leyes las que gobiernan en esta dimensión, en este plano en el
que vivimos. Conocerlas es indispensable para actuar con inteligencia y vivirla
en conciencia y un estado de plenitud. Indispensable para trascender la rueda del Samsara. Samsara es el ciclo de
nacimiento, vida, muerte y reencarnación (renacimiento en el budismo) en las
tradiciones filosóficas de la India; hinduismo, budismo, jainismo, bön y
sijismo, o retorno en la filosofía Pneuma.
Según estas religiones y filosofías, en el transcurso de
cada vida el karma (acciones hechas para bien o para mal) determina el destino
futuro de cada ser en "el proceso del llegar a ser" (evolución o
devolución). Este proceso cíclico termina con el logro del moksha, nirvana o
iluminación o realización del Real Ser.
Según el hinduismo, si uno vive de manera extremadamente
malvada, uno renace como un animal u otro ser desafortunado. Otras perspectivas
aducen que el hombre malvado involuciona, va al inframundo a vivir un proceso
de limpieza del alma. Cada círculo dantesco o mundo infernal está gobernado por
más leyes. El primer círculo dantesco por 98 leyes y este se multiplica por dos
en los círculos siguientes.
Cuando descubres que tu esencia o espíritu divino, es
amor y no la oscuridad, la ignorancia, tus pensamientos, emociones y acciones,
voluntad, van a ser expresión de las virtudes del amor. No te identificas más
con el sufrimiento, la tristeza, el odio, la lujuria, orgullo, envidia,
avaricia, gula o pereza. Todo es perfecto a los ojos de Dios y entiendes que
las cosas o circunstancias en tu vida suceden por algo, tienen una causa y un
efecto, producto de tus propias acciones, no del destino o del azar o de Dios.
Tú eres Dios en acción, aunque no lo quieras.
Eres un creador.
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