La generación Z, el salto generacional II



Prócoro Hernández Oropeza
La generación de los millenials se enfrentan a cambios muy rápidos, tanto tecnológicos como familiares y sociales. En el plano familiar y social el concepto de matrimonio como célula de la sociedad ha perdido mucho peso. Los matrimonios son cada vez menos duraderos. Si antes, tres o cuatro generaciones anteriores solían durar hasta los 50 años o más, hoy son muy efímeros a tal punto que ahora duran hasta menos de un año.  La media a nivel internacional de duración de un matrimonio es de 11 años. En México la vida matrimonial en promedio dura 12 años, sin embargo, esta tendencia está disminuyendo, de tal forma que muchos matrimonios terminan en ruptura después de dos años de vida familiar.
Ese fenómeno de durabilidad de los matrimonios ha repercutido grandemente en las nuevas generaciones que desde pequeños muchas veces se ven obligados a vivir con padres separados, enfrentados en las pugnas que surgen alrededor de esa separación marital. A esto hay que agregar la cuestión de género y el incremento de la comunidad gay, cuestión que ha redefinido los roles de la familia. El concepto de matrimonio que antes se remarcaba como la unión de un hombre y una mujer, hoy sólo se dice que es la relación de personas que se unen para formar una familia. Este es la definición que da un diccionario: “Grupo de personas formado por una pareja (normalmente unida por lazos legales o religiosos), que convive y tiene un proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen.” Y abajo tiene una acotación que testifica lo que digo:
"La familia estaba compuesta por la madre, el padre y los dos hijos"
En este contexto, las nuevas generaciones viven entre las tensiones y jaloneos de sus padres, si la separación no fue pacífica, que la mayoría no lo son. Quizá por eso y con la llegada de las nuevas tecnologías, las nuevas generaciones viven conectadas por las redes virtuales; ven menos televisión, escuchan poco la radio y se divierten por las nuevas redes de internet.
En los años setenta, el comunicólogo Marshall Mcluhan pronosticó que el planeta Tierra se convirtió en una especie de aldea de enormes dimensiones ya que las personas, gracias a la televisión, la radio y otros medios, pueden enterarse en todo momento qué pasa en cualquier lugar. De este modo, la Humanidad entera funciona como una aldea, donde los aldeanos pueden enterarse lo que ocurre de manera inmediata gracias a las dimensiones reducidas del entorno donde viven. Con el advenimiento del internet, la telefonía móvil y las grandes redes sociales se ha venido a reforzar esta teoría. Si antes nos enterábamos al otro día por los diarios impresos o por la noche en las noticias televisivas, hoy es casi inmediato.
Toda esta tecnología ha provocado una era de información abundante, lo cual permite el acceso a información que antes estuvo vetada, acceder a estudios en todos los niveles educativos en línea. Se cuenta el caso de un estudiante que padece una enfermedad, la cual le impide asistir físicamente a un salón de clase. Entonces, se fabricó un robot que está físicamente en el salón y le está transmitiendo imágenes de su maestro y compañeros e incluso puede participar activamente con preguntas o respuestas a través del robot. Muchos de los nuevos accesos digitales o electrónicos que hace décadas sólo se presumían como utopías en películas de ciencia ficción o en los filmes de Janes Bond, ahora son una realidad y pronto vendrán otras que parecieran imposibles de fabricarse.
En este contexto las nuevas tecnologías le ayudan a la nueva generación a adquirir nuevas habilidades, inclusive a ser más creativos y ha desarrollar proyectos científicos o de robótica. En concursos internacionales se observa como muchos jóvenes ganan premios con proyectos novedosos, desde construir modelos de aviones, carros, sustitutos robóticos de algún miembro del cuerpo humano.
En el plano espiritual tienen acceso a nuevas corrientes espirituales, aunque la mayoría son engañosas o de poco impacto para su desarrollo espiritual. Son llamadas la espiritualidad rosa, rosa porque son bellas como una rosa, pero debajo de sus pétalos se oculta una serpiente venenosa. Por ejemplo, en el caso de la yoga, que en un principio surgió como una disciplina para el progreso espiritual, hoy la mayoría sólo la usa para adorar y engrandecer al cuerpo físico. Yoga significa unión, lo mismo que la palabra religión, cuyo significado es reeligare. Ambas tenían el objetivo de unir o religar nuestro ser limitado con nuestro Dios interno, espíritu o Ser ilimitado.
Por otro lado, dentro de este denso campo informativo también se da pie a denigrar o a denostar contra la espiritualidad, partiendo de críticas, a veces ciertas, de lo que hacen las religiones actuales en el mundo. Bien sabemos que cada religión ha creado un conjunto de normas, principios y dioses particulares y ese ha sido su problema. Todos los avatares o mensajeros como Krishna, Buda, Jesús, Mahoma y otros sabios han sido mensajeros de la misma fuente. Han venido en tiempo y lugares diferentes a entregar una cartografía para la sanación del alma y el retorno a casa. Pero no lo hemos entendido así, matamos a la mayoría de esos mensajeros y después creamos religiones y dioses diferentes, creyendo que esa religión es la verdadera, las otras son falsas y sus seguidores infieles y hemos generado guerra por esos dioses.
Así, en este maremagnun de información, las nuevas generaciones tendrán que buscar la forma de reconectarse con su real naturaleza, con su gen divino y con ello detener la posible caída de esta humanidad, que está ahora al borde del abismo. ¿Cuáles son las condiciones de esta hecatombe? Mire alrededor, asesinatos, violencia, lujuria, sufrimiento, hambre, epidemias y potencias con el dedo en el gatillo de sus armas nucleares y otras más poderosas e insospechadas. (Continuará)




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