Anorexia espiritual



Prócoro Hernández Oropeza
Por lo general la gente anda fascinada con su vida material, tanto que se ha olvidado e su parte espiritual. Inclusive la palabra espiritual posee varios significados y a muchos asusta. Piensan que quien se dedica a la vida espiritual es o un monje, un renunciante a la vida material o alguien que vive idealizado o fascinado por las cosas de Dios y se olvida de su parte terrenal.
Esta última faceta, el renunciante o quien piensa que Dios le resolverá todos sus asuntos y se olvida de sus deberes terrenales tampoco aporta nada para su desarrollo espiritual. Y el que vive enajenado por las cosas mundanas como el éxito, el dinero, el trabajo, la familia, la política, los clubes está sufriendo, sin que se dé cuenta, de anorexia espiritual. Posee flaqueza espiritualmente, es un ser famélico a punto de morir de inanición espiritual.
La Anorexia es un trastorno psicológico de la alimentación por el cual el afectado rechaza el alimento. En pocas palabras es la falta anormal de ganas de comer. En el plano espiritual la anorexia es una falta de apetito por Dios, de la sabiduría divina, de aquello que nos recuerda nuestro verdadero origen divino.
Mateo escribió: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mateo: 4:4) “. La palabra que proviene de la boca de Dios, sin duda es aquella que refleja su luz y sabiduría, el amor y las virtudes.  La triste realidad es que en la vida espiritual hay muchas personas anoréxicas, personas que se rehúsan a alimentarse espiritualmente. Sin darse cuenta han perdido su apetito por la Palabra de Dios y esto ha conllevado a que poco a poco pierdan peso espiritual y lleguen a la debilidad, en donde son presa fácil para el enemigo.
¿Cuál es el enemigo?  Es el ego, esos defectos psicológicos que nos alejan  de la luz y nos conectan con la oscuridad, con la ira, la lujuria, orgullo, envidia, pereza y avaricia. Entre más débiles espiritualmente estemos somos presa fácil de ese enemigo de Dios, de tu Dios interior.
Ser una persona anoréxica espiritualmente significa vivir sin propósitos claros de vida, pensando que esta vida es lo único que tenemos; no habrá otras más. Cuando llegue la muerte, piensan,  ahí terminó todo, sólo quedará en el recuerdo de sus familiares y amigos y su cadáver será tragado por los gusanos o cremado. No hay esperanza y si se portó bien, posiblemente vaya al cielo o al infierno si hizo lo contrario.
Es momento de reflexionar cuál es nuestro apetito de Dios. Apetito no por comerlo, sino para disfrutar de su sabiduría, de su luz y verdad. Si no nos alimentamos como se debe de la Palabra de Dios seremos soldados débiles, y en esta guerra no nos podemos dar el lujo de estar débiles, pues el enemigo no te perdonará, sino que como león rugiente querrá devorarte.
Así que debemos alimentarnos de Dios, de su fe, su palabra, su amor, su sabiduría y gracia para llegar a ser como Él es.  Esto significa ver a dios en cada una de las personas que nos rodean, pero también de todo ser sintiente, incluyendo árboles, montañas, mares y ríos.  Observar a Dios momento a momento, sin tregua, inclusive cuando trabajamos, leemos. Estar atentos en todo momento y observar detenidamente quién lee, quién observa, quién habla. Habla Dios a través de mi o es el ego el que se expresa.



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